Ángel Luviano Santibañez

Coordinador de Sistemas y Soporte Técnico
Apasionado por las ciencias exactas tiene estudios de Ingeniería Eléctrica en la UMSNH, estudios de ingeniería Industrial en el ITSH, licenciatura en Matemáticas Aplicadas en la UAGro, especialidad en Matemática Educativa en el CIMAT y una maestría en Matemática en el CIMAT.

Cuenta con 9 años de experiencia en Docencia frente a grupos en instituciones públicas y privadas a Nivel Medio Superior y Superior.

Así como 10 años de experiencia, en empresas no gubernamentales, realizando funciones de desarrollo y consultoría en diversos proyectos informáticos de implementación, administración y desarrollo de software; algunos enfocados al aprendizaje y otros más a la administración empresarial y desarrollo de aplicaciones móviles.

¿Quieres saber más de su historia?

Hace aproximadamente unos 32 años comencé una vida a lado de la mujer que más amé y admiré, mi madre fue mi motor a partir de los 6 años porque sabía que yo sería el suyo, así crecí y estudié con ganas, esmero y mucha inteligencia.

Así fue en la primaria secundaria y preparatoria.
Y entonces… llegó la Universidad justo la etapa (para mi) en la que más enfoque al estudio tenía, realmente me gustaba estudiar, pase por distintas ingenierías ya que no “me hallaba” en ninguna, me sentía vacío e inconforme porque no era lo que esperaba de cada una. Hasta que descubrí las ciencias exactas y así fue como obtuve una Licenciatura en Matemáticas y una Ingeniería en Computación, esto me llamo tanto la atención que obtuve una especialidad y una maestría.

Mientras estudiaba extrañaba mucho a mi mamá, jamás me había separado de ella tanto tiempo, antes de la universidad ¡Solíamos vivir juntos!, entonces decidí que durante la universidad iría al pueblo a visitarla cada viernes y me regresaría el lunes en la madrugada para llegar a tiempo a clase.

Por otro lado, me sentí justo como quería, vivo y extraordinario en un estudio en el cual me sentía pleno, supe que iba por un buen camino lleno de prosperidad y de letras.

Llegó el momento de buscar un trabajo donde uno se dignifica, como maestro de Física y Matemáticas, cuando empecé a ejercer enseñando, el Ángel de seis años se sentía satisfecho y orgulloso, pues siempre me ha gustado enseñar lo que sé y que mi aprendiz llegue a ser mejor que el maestro.

Hubo problemas de inseguridad en el pueblo donde vivía y trabajaba. Entonces junto con mi madre, tomamos una decisión importante, huir del pueblo y de su gente, comenzar de nuevo lejos de ahí.

Trabaje de nuevo como maestro, en el estado de México, me encontraba un poco desorientado pues era algo distinto a lo que estaba acostumbrado, trabajé muy duro por lograr mis objetivos aún con los obstáculos que se me presentaron.

Durante este tiempo, ¡Lo Logré! ya teníamos un hogar acogedor y digno de una familia de dos; mi mamá enfermó y nos mantuvimos luchando, sabía que ella no se rendiría por no abandonarme, por lo tanto yo le correspondía con todo mi tiempo llenándola de momentos. En este tiempo tuve la oportunidad de laborar para Colegio Mexicano de Trofología, donde encontré una gran familia la cual no te discrimina ni te hace sentir incapaz o inseguro en ningún momento, llegó a mí en el momento justo. Pasado un tiempo mamá falleció…

Un año después me encontré tan vacío que no media mi alimentación, no quería volver a la realidad. Un día me sentí mal, pensaba que solo sería una gripe, acudí al médico y me dijo que yo era propenso a diabetes e hipertensión, que de hecho ya necesitaba insulina y un mundo de pastillas, ¡hui de ahí! ya que yo sabía que podía cambiar. Creí en mi y escuchando las clases de trofología me ayudé a salir de este vacío bajando así más de 26 kilos sin necesidad de la medicina tradicional.

Y entonces comencé una nueva vida, esta vez fue saludable, sentí que renací y así mi alrededor cambio, fui de compras buscando ropa 3 tallas menos a la “normal”, mi círculo de amigos cambio, di un giro en mi vida de 180 grados el cual creo, dejó sorprendido a muchos.

Debo decir que eso no se hubiera logrado sin el Colegio Mexicano de Trofología, ha sido la clave en mi vida, aún de forma virtual lograron sembrar algo tan maravilloso en mí que me dieron la fuerza de seguir luchando por mi salud y entonces descubrí que uno puede comer bien y saludable.

Hasta ahora no he necesitado de ningún medicamento, espero ser un ejemplo como persona y como profesor estando para ustedes las 24/7 de mi tiempo para cualquier duda técnica.

¡Animó! que sí se puede y soy un claro ejemplo, ¡Gracias Colegio Mexicano de Trofología! por abrigarme como un miembro importante en tu comunidad.
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