¿Quieres saber más de su historia?
Soy bendecida por estar en este lugar, en este momento, disfrutando de una salud plena y una vida consciente, así que hoy quiero contarte cómo llegué hasta aquí.
Desde la infancia la enfermedad me acompañó en la mayoría de mis días, las visitas quincenales al doctor eran ya rutina; antes de los 10 años ya había consumido tantos antibióticos que todos perdieron eficacia en mí y entonces recibía vacunas mensuales para mantenerme menos enferma.
Mis padres me llevaron con muchos y diferentes médicos, probaron conmigo todo lo que les recomendaban y cansados de tantas recaídas decidieron que extirpar mis amígdalas a los 11 años era una buena alternativa. De ahí pararon un poco las enfermedades de garganta pero comenzaron otros trastornos inflamatorios; migrañas, dolores e inflamación articulares y trastornos hormonales que me generaron síndrome de ovario poliquístico. Entonces ahora el consumo constante de diversos tratamientos hormonales que lejos de ayudar a mi cuerpo lo llevaron a más desequilibrios hormonales, subir y bajar de peso, depresión, ansiedad y trastornos alimenticios (atracones nocturnos).
En mi búsqueda por sentirme mejor, decidí comenzar con la actividad física y opté por las pesas, me volví muy disciplinada con mis entrenamiento diarios de 2 a 4 horas en el gimnasio y mi alimentación era supervisada por un entrenador de físico constructivismo. Vivía entrenando, comiendo y estudiando. Pero claro mi alimentación se basaba en comer mucha, muchísima proteína animal, cosa que no beneficiaba a mi cuerpo como yo creía.
A los 19 años yo estudiaba, trabajaba, entrenaba y también me divertía como todo joven. Para tanta actividad 24 horas no eran suficientes así que estiraba mi día lo más que podía y decidí que dormir de 4 a 6 horas era suficiente para mí. Claro para lograrlo abusaba de la cafeína, las bebidas energéticas, el cigarro y las barras de proteína. Mantuve mi cuerpo en ese ritmo por lo menos un par de años, hasta que mi máquina no pudo más y terminé en el hospital con la mitad del cuerpo paralizado; exceso de estrés me dijeron los médicos. Paré un poco, tal vez un mes y luego volví a la locura.
El cansancio me rebasaba, todo el día me sentía agotada, sedienta, orinaba a cada rato y me enfermaba del estómago con frecuencia, decidí ir al médico y resultó que mi glucosa en sangre estaba en 200 ¡para no creerse! A partir de ese momento comenzaron las pruebas para diagnosticarme como diabética. Recuerdo haber llorado mucho y haberme lamentado por forzar tanto a mi cuerpo poniendo todo antes que mi salud.
Ahí fue el punto clave de mi gran cambio, ese fue el parte aguas de mi vida. Por azahares del destino tres meses después de ese diagnóstico conocí a mi primer gurú de la salud; la Coach Paty Rivera. Ella me explicó todos los por qué de la diabetes y me ayudó a concientizarme sobre cómo quería vivir el resto de mi vida. Así que tomé sin duda la decisión más importante de mi vida, cambiar al 100% mis hábitos. Cambié de trabajo, me mudé de casa, dejé la escuela, me dediqué por seis meses completamente a mí; a comer saludable, a descansar, a hacer ejercicio con moderación y a bajar el nivel de estrés con el que me había acostumbrado a vivir.
Fue a partir de entonces que inició mi camino de conciencia, de respeto, de amor por mi cuerpo, por mi salud. Identifiqué que consumir carnes rojas causaban dolor en mis articulaciones e inflamación intestinal. Así que un día simplemente desperté y dije ¡no más carne roja para mi! Y claro el dolor se fue y la digestión mejoró mucho porque ya vivía con gastritis y colitis constante.
Luego un año más tarde cansada de las hormonas y visitar tantos ginecólogos, decidí ¡no más hormonas para mi! Y en ese proceso leía mucho sobre alimentación y me cayó el veinte de que el pollo era el alimento con más contenido de hormonas femeninas y hormonas de crecimiento así que también le dije adiós.
Finalmente me decidí a hacer de la vida saludable también mi profesión y comencé estudiando nutrición integral, luego para unir el ejercicio estudié nutrición para el deporte, me certifiqué como Coach en Cambio de Hábitos, tengo dos certificaciones en Yoga y actualmente estudio Medicina Ayurvédica. Sí, en definitiva llevar una vida saludable y consiente es ahora mi pasión más grande.